4 Lecciones Incómodas del Nobel de Economía 2025

4 Lecciones Incómodas del Nobel de Economía 2025

La riqueza que ya no crece

En todo el mundo, los debates públicos giran en torno a cómo repartir la riqueza: impuestos, pensiones, gasto social. Pero en muchos casos, lo que se intenta redistribuir es una torta que ha dejado de crecer.

Este estancamiento productivo nos enfrenta a una verdad incómoda: sin un motor que genere nueva prosperidad, cualquier discusión sobre justicia social se convierte en una simple gestión de la escasez. El riesgo, como nos recuerda la historia, es volver a la norma del estancamiento.

En medio de ese contexto, el Premio Nobel de Economía 2025 fue otorgado a tres pensadores que ofrecen una respuesta contundente: Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt. Su trabajo plantea una idea esencial —y profundamente vigente para Chile y nuestra región—: la innovación es la única fuente de desarrollo duradero.

Este premio no celebra modelos matemáticos ni teorías abstractas, sino ideas prácticas sobre cómo las naciones realmente prosperan. A partir de sus hallazgos, surgen cuatro lecciones que nos invitan a repensar el progreso y a construir un futuro distinto desde los territorios. Aquí te mostramos 4 lecciones del Nobel de Economía:

1. El crecimiento sostenido es una anomalía histórica

La idea de que las economías deben crecer cada año parece natural, pero es una excepción en la historia humana. Durante siglos, las condiciones de vida apenas cambiaban entre generaciones. Incluso inventos revolucionarios como el molino de viento o la imprenta no lograron mantener un crecimiento sostenido.

El progreso constante que hoy damos por hecho tiene solo dos siglos de antigüedad, y nació con la Revolución Industrial. Esta lección nos recuerda que el crecimiento es frágil: no ocurre por inercia, sino gracias a condiciones específicas que deben cultivarse. Ignorarlo es arriesgarse a perderlo.

2. El progreso es un acto de “destrucción creativa”

Aghion y Howitt describen la innovación como un proceso que crea valor, pero también destruye lo anterior. Cada avance reemplaza modelos de negocio, empleos o estructuras que se vuelven obsoletos.

Las economías que progresan son las que aprenden a tolerar esa destrucción y convertirla en renovación. Cuando se privilegia la protección sobre la competencia, el riesgo es caer en lo que los autores llaman “la trampa del confort”: sociedades que se acostumbran a redistribuir lo que ya tienen, pero dejan de crear lo nuevo.

En palabras de Alfredo Erionne, “en vez de competir, regulamos. En vez de atraer talento, lo espantamos con burocracia”.

3. Las buenas ideas no bastan: se necesita una cultura que las acepte

Joel Mokyr demostró que la Revolución Industrial no fue obra de decretos ni de grandes fortunas, sino de un cambio cultural. Europa despegó cuando dejó de “castigar a los curiosos” y comenzó a premiar la experimentación.

El progreso nace cuando la sociedad valora la curiosidad, el aprendizaje y la apertura al cambio. Pero cuando las instituciones se enfocan solo en proteger lo ganado, frenan la renovación.

En palabras de Erionne sobre la experiencia chilena: “Chile construyó instituciones para proteger lo ganado, no para renovarlo”. Un llamado de atención que sigue siendo vigente.

4. Crecimiento y equidad no compiten: se encadenan

Con frecuencia, el debate público plantea el crecimiento y la equidad como si fueran objetivos opuestos. Pero los laureados del Nobel recuerdan que no se trata de elegir, sino de entender la secuencia:

La innovación impulsa el crecimiento, y el crecimiento financia la equidad.

Sin crear nueva riqueza, cualquier promesa de justicia social se vuelve insostenible. La innovación no es un lujo: es la base de un bienestar duradero.

Conclusión: El futuro se innova en los territorios

El Nobel de Economía 2025 es un recordatorio poderoso: el desarrollo sostenible no depende solo de recursos naturales, sino de ideas, mentalidad y colaboración.

En la Región de Los Ríos, esto se traduce en un desafío y una oportunidad. Nuestro territorio tiene talento, identidad y un ecosistema que avanza hacia la innovación desde sus raíces locales.

Desde el Hub Los Ríos, promovemos un modelo donde la creatividad, la investigación aplicada y la articulación entre sectores son la base del progreso regional.
Porque el futuro no se reparte: se innova, se construye y se comparte desde el territorio.

Súmate al Ecosistema de Innovación y Emprendimiento de la Región de Los Ríos

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